Gabriela Mistral y el Trabajo
Gabriela Mistral, entre los años 1910 y 1954, escribe más de 25 textos relacionados con el trabajo, ya sea en sus poemas, artículos o conferencias. En ellos expone sus ideas sobre los oficios y las profesiones, la ética laboral, el deber de los intelectuales y la justicia para los trabajadores.
En particular, dos grandes temas serán su foco de atención: el trabajo infantil y la mujer del campesinado. En ellos evidencia las desigualdades y apela a las injustas condiciones en las que se desarrolla su trabajo. Entregando mensajes de esperanza y de sobrevivencia; como también de ética, probidad, de sentido y de alma en la entrega del trabajo.
En palabras de Mistral
Frente a la lucha por la paridad de sueldos, entregará su posición en "Nuevos Horizontes en favor de la mujer", escrito en 1919, en Punta Arenas: "Lo único que habría que pedir, es que cuando estas ocupaciones sean desempeñadas por mujeres, los patrones paguen los mismos sueldos de cuando eran disfrutadas por los hombres. Porque pasa al respecto algo curioso, que constituye, en el fondo, una injusticia y una inequidad: cuando una mujer ocupa un puesto que antes era desempeñado por un hombre, en el acto disminuye el sueldo"
También se refirió a la probidad en el trabajo: "quien cojee en su profesión, cámbiela, sencillamente, pero hínquese en otra donde pueda alcanzar el último tramo y ser probo, partiendo de su oficio como de un centro". Este texto es un extracto de "Grandeza de los oficios" (1927), redactado en 1927, cuando Ya ocupaba el cargo de Secretaría de La Liga de las América, actual ONU.
También entregó claves sobre el "derecho democrático y pacifista a los mecanismo que los derechos laborales establecen ante los gobiernos y sus constituciones", precisando "la que escribe no repudia la huelga ni cosa parecida; sabe que es necesaria como las cirugías odiosas lo son en cientos de enfermedades".
En "Infancia rural" (1928) explicita su postura frente a la dura niñez de los niños trabajadores: "Entre las razones por las cuales yo no amo las ciudades - que son varias- se halla ésta: la muy vil infancia que regalan a los niños; la paupérrima, la desabrida y también la canallesca infancia, que en ellas tienen muchísimas criaturas"
Su pensamiento, expresado en la primera mitad del siglo pasado, sigue teniendo plena actualidad. Sus palabras demuestran la capacidad que tuvo de ver más allá de la contingencia y llegar al fondo perdurable de los asuntos que la interesaron.