El artista rumano André Racz se inspiró en los Poemas de las madres de Gabriela Mistral para crear grabados y dibujos, que expresan el vínculo profesional y personal que tuvo con la Premio Nobel.
Racz se radicó en Estados Unidos a mediados del siglo XX, y desde allí estableció su primer contacto con la intelectual y diplomática en la década de 1940, luego de acercarse a la poesía mistraliana gracias a su esposa, la soprano chilena Teresa Orrego Salas.
A través de una carta, le solicitó a Mistral que prologara su portafolio titulado "Mother and Child" y lo autorizara para incluir en este trabajo una selección de sus poemas.
La Premio Nobel aceptó, y le pidió que le enviara críticas sobre su obra, las que el grabador le proporcionó en una misiva fechada el 16 de agosto de 1949, a la que le adjuntó recortes de prensa que elogiaban su técnica.
La colección de grabados a buril se publicó en Nueva York en 1949, y su eje fue la maternidad, interpretada por Racz como un "símbolo sagrado de la vida, del amor y de la paz".
Instaurado ya el diálogo con Mistral, el grabador rumano le sugirió reunir sus dibujos sobre maternidad y lactancia con los poemas en prosa que la escritora dedicó a las madres en la primera edición de Desolación realizada por el Instituto de las Españas en los Estados Unidos en 1922.
De esta iniciativa resultó en 1950 la publicación de Poemas de las madres, tirada de dos mil ejemplares con 63 dibujos de los cuadernos diarios del artista.
Este fue el tercer tomo de la colección Cuadernos del Pacífico, dirigida por el crítico de arte español Antonio Romera, que dedicó sus primeros volúmenes a Mario Carreño y Camilo Mori en 1949.
Romera incluyó en esta edición un ensayo sobre Racz, donde señala que "sus grabados se hacen sutiles y gráciles por la temblorosa belleza de la línea; son casi japoneses. Hay en ellos emoción, un hondo contenido interior, mil reflejos anímicos, vivencias emotivas de una vida errante y angustiada, el eco de lecturas y meditaciones" (Romera, 1950: s/p).
La recepción del trabajo fue dispar. Algunos medios lo calificaron como un valioso libro que reunía el trabajo de dos grandes artistas (Hernán del Solar, 1950), mientras que otros cuestionaron los dibujos, pues en su mayoría eran desnudos de mujeres.
El crítico literario Hernán Díaz Arrieta (Alone), los tachó de indecentes y dijo que contrastaban con los poemas de Mistral. Para él las figuras "suavizan los poemas y les tienden un velo de dulzura, de candor. Ya no queda nada del primitivo sobresalto" (Alone, 1950).
Se desconoce el paradero de cien libros numerados con signos romanos por el autor, que incluyeron un grabado original a buril en papel de lino inglés (Abell, 1995). Sólo uno de estos ejemplares especiales es conservado por la familia del pintor (Cárdenas, 2015).
Parte de los motivos visuales incorporados en Poemas de las madres están plasmados en grabados de la colección del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, gracias al legado de la sobrina de Doris Dana, Doris Atkinson. A ellos se suma un ejemplar donado por la familia del pintor, que está en exhibición permanente.
Lazos profesionales y de amistad con Mistral
André Racz visitó a Gabriela Mistral en la localidad italiana de Rapallo durante 1951, donde la poeta residió luego de dejar el consulado de Chile en Nápoles. Nació entonces una profunda amistad.
Pocos meses después de este encuentro, Mistral recibió en Chile el Premio Nacional de Literatura y el grabador le envió una carta de felicitaciones.
Gabriela Mistral correspondió a esta amistad y le dedicó palabras de aprecio, que fueron incorporadas en el catálogo de la exposición de grabados que André Racz efectuó en 1957 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile:
"Dios te guarde como a Jacob, André, en cada ruta artística; que te mantenga el gozo de la creación que es el mejor entre todos los gozos. Un abrazo, Gabriela" (Catálogo exposición Grabados 1951-1957 André Racz).
Después de la muerte de la Premio Nobel, el artista legó en 1957 a la Universidad de Chile un retrato de Mistral al aguafuerte, el álbum de grabados de Poemas de las madres que se usó para la maqueta de diagramación del libro y el ejemplar de prueba (Cárdenas, 2015: 30).
En la ceremonia de donación, Racz dijo: "entrego este libro recordando a una gran amiga, una gran chilena a quien sus sentimientos de justicia, su fe y su pensamiento la colocaron en las cimas de la universalidad humana" (En Abell, 1995: E27).
65 años más tarde, por iniciativa de Álvaro Cárdenas y Fabiola Henríquez junto a Ediciones Radio Universidad de Chile, se reedita este libro casi desconocido, gracias al aporte del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura 2015, otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile.